UC - Críticas
| País: España. Año: 2016. Género: Comedia Dramática.
Dirección: Jonás Trueba. Guion: Jonás Trueba. Fotografía: Santiago Racaj. Productora: Los Ilusos Films.
Distribuidora: Cine Binario. Estreno en España: 30 Septiembre 2016. |
Interpretación: Itsaso Arana, Francesco Carril, Aura Garrido, Candela Recio, Pablo Hoyos. |
LOS ILUSOS ROMÁNTICOS
'La Reconquista' es un drama romántico de corte independiente donde Jonás Trueba ahonda en su estilo narrativo de 'Los Exiliados Románticos' (2015) y en su universo emocional de treintañeros que parecen extraídos directamente de sus propias experiencias o las de su círculo de amigos. La película tiene momentos de gran belleza y verdad, especialmente cuando la mirada de la estupenda Itsaso Arana, que ya nos enamoró en la reivindicable 'La altas presiones' (Ángel Santos, 2014), es la protagonista de esa reconquista a que hace referencia el título, alejada de cualquier implicación histórica y centrada en la seducción del amor pasado y el despertar vital.
SINOPSIS: Adolescentes y enamorados, Manuela y Olmo prometieron volver a encontrarse en el futuro quince años después. Se trata de una película sobre el tiempo; o sobre la conciencia del tiempo: del tiempo perdido y del recuperado; sobre lo que recordamos de nosotros mismos y lo que no; sobre las palabras, los gestos y los sentimientos a los que seguimos guardando fidelidad, porque nos definen y nos interpelan en el presente, el pasado y el futuro.
'La Reconquista' tiene un tono evocativo y melancólico que le va como anillo al dedo, pero el pequeño de los Trueba comete el error de alargar una historia de mediometraje a un largo, utilizando para ello secuencias tan absurdas como incluir casi tres canciones íntegras de un concierto al que asisten los protagonistas (por muy buenas que sean las letras de Rafael Berrio), sin que haya un mínimo movimiento escénico que las justifique, o un trayecto completo en moto entre dos puntos de la ciudad que tampoco aporta nada y que una elipsis a tiempo en la sala de montaje hubiera sido de agradecer. Todo ello confluye en el innecesario epílogo final de casi 15 minutos donde nos muestra el amor adolescente, con chavales que se expresan como abuelos de 80 años, y que bien podría ser un corto en sí mismo, pero que podría haberse resumido con un solo plano para explicar lo mismo dentro del discurso de la película.
Jonás Trueba es, como tantos otros cineastas actuales, víctima de una generación digital que no tiene medida con la duración de los planos y secuencias, un perjuicio que evita que su nueva película fuera más redonda y que la emotividad del poso de su narración quede ensombrecido por el subrayado de brocha gorda que tanto la perjudica con una pose de modernidad impuesta y cursilería galopante. Pese a todo, en el recuerdo me quedo con los instantes de luz de ese reencuentro entre recuerdos nocturnos y miradas furtivas, y también con ese despertar breve de Aura Garrido en ese desayuno tan significativo y frío.
